sábado, 20 de septiembre de 2008

Elegía Tercera [o el Lamento del Errante]

Cuánta distancia hay de la existencia
Al olvido de la urna solitaria
Cuántos pasos se deben dar
Para adquirir el vestido del silencio.

El grosor del filo es la distancia
Que ha de hacerse propia
Alcanzada y lejana llantería
De pies sucios y sangrantes.

Qué hace el errante al verse sólo
Notando que las huellas impresas
No son más que un rastrillo de lo
Separado - ido.

El viejo sol que alumbra el paso
Tornándose en pálido enfermizo
Vomita agonizante la luz
De la última hora.

Así se anuncia lo que se anhela:
Descanso de despertar ausente
Para no seguir donando el caminar
A piedras polvorientas y frías.

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